(...) te podría haber hecho reír. Te podría dar un amor gigante. Podríamos haber hablado de psicoanálisis, ponele. Te habría escuchado con fascinación en lo que sea que cuentes, ese misterio que guardas y que desconozco. Hubiera sido genial.
Porque los dos nos gustamos.
No me habría cansado nunca de decirte lo hermosa que sos.
Estaba dispuesto a morir por esto. Hasta me imaginé enganchados, y vos preguntándome cuánta seriedad puede tener mi amor si recién me separé. Y me imaginé diciéndote que sí, que en algún momento iba a sufrir un lanzazo que me atraviese la espalda y el corazón, pero que estoy dispuesto a comérmelo por vos, si es que querés quedarte, y que si te vas lo entendería, y si sigo vivo después del lanzazo te amaría por siempre.
Y bueno... Si el lanzazo me mata, mi muerte habrá valido la pena. Porque definitivamente me muero por vos.
Pero me descartaste. Cómo duele, taladra, aniquila.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario