Me despojaría de mi humanidad para poder mirarte ininterrumpidamente sin matar tu naturalidad. Sos hermosísima, y me libro de mi persona, de mis capacidades o posibilidades de hacer algo más con eso.
Me encantás, nada más y nada menos. Así que ojalá, a partir de ahora, mis ojos ya no le agreguen tantas pesas al esfuerzo de trabajar.
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