Una simple intervención, ella es la irrupción en persona: siempre aparece inoportuna, su propia belleza la hace impropia de su simpatía, de su interés, de su aparente vulnerabilidad.
¿Quién es más fuerte: la que no le hace daño nada o la que se nota que le duele y sin embargo la ves pasar, sonreír, dividirte?
Por fuera de todo estatuto, lejana a toda prevención, impasible a los pronósticos, ella aparece, sonríe, saluda y se va.
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